Cuando un propietario descubre —a veces después del fallecimiento del animal o tras una recuperación muy complicada— que hubo problemas durante la cirugía y que no fue informado en el momento adecuado, la confianza con la clínica se rompe de inmediato. Este es uno de los puntos más delicados en medicina veterinaria, porque la cirugía es el momento donde el paciente está en mayor riesgo y donde la comunicación con el propietario es esencial para evitar conflictos futuros.
Soy Andrés Santiago, perito veterinario experto, profesor universitario en el área de Veterinaria Legal, deontología y bioética. Director del Observatorio Español de Pericia y Seguridad Veterinaria y presidente de la Sociedad Española de Pericia Veterinaria.
Por qué es obligatorio informar de las complicaciones quirúrgicas en tiempo real
Una complicación quirúrgica no es sinónimo de negligencia: puede ocurrir incluso con un procedimiento correcto. Sin embargo, cuando surge un problema —hemorragia, inestabilidad anestésica, hallazgos inesperados, necesidad de ampliar la incisión, cambio de técnica, riesgo vital— el veterinario debe valorar si la situación requiere:
- autorizar nuevas pruebas,
- aprobar la prolongación del procedimiento,
- decidir un traslado urgente,
- o simplemente informar del riesgo actual.
Si el propietario no es informado de una complicación relevante, pierde la oportunidad de participar en decisiones que afectan directamente al pronóstico y al coste del tratamiento. Para la pericia, esta falta de información puede constituir un fallo en el deber de comunicación, incluso si la actuación técnica fue correcta.
Qué se analiza en una pericial cuando hubo complicaciones no comunicadas
En un informe pericial, se revisan tres aspectos clave:
- Si la complicación estaba documentada en la historia quirúrgica o anestésica.
- Si la gravedad de la complicación exigía informar al propietario en ese momento.
- Si la falta de comunicación influyó en el resultado o en la posibilidad de tomar decisiones adecuadas.
Por ejemplo, una hemorragia moderada que se resolvió sin impacto puede no requerir llamada inmediata, pero una inestabilidad anestésica, un hallazgo inesperado grave o un cambio radical en el plan quirúrgico sí deberían comunicarse. Cuando la documentación muestra que la complicación era significativa y no se informó, el conflicto suele tener base objetiva.
Qué hacer si sospechas que hubo complicaciones que no te contaron
El primer paso es solicitar la historia clínica completa, incluyendo:
- informe quirúrgico,
- informe anestésico,
- monitorización completa,
- medicación administrada,
- tiempos de actuación,
- notas de evolución.
Si la explicación dada por la clínica no coincide con la documentación, o si faltan registros en momentos críticos, es recomendable solicitar una revisión independiente por un perito veterinario. El perito podrá determinar si la complicación:
- era parte del riesgo normal,
- fue manejada correctamente,
- se ocultó o minimizó,
- o se gestionó de forma incorrecta.
Para el propietario, este análisis aporta claridad y permite saber si hubo negligencia o si la complicación, aunque dolorosa, era inevitable.