Por qué algunas cirugías requieren un nivel adicional de vigilancia postoperatoria

El momento posterior a una cirugía es tan importante como la intervención en sí. Muchas complicaciones que terminan en conflicto —sangrados tardíos, hipotermias severas, infecciones, descompensaciones o incluso fallecimientos— se producen durante el postoperatorio inmediato. La vigilancia durante este periodo es esencial para garantizar la recuperación del paciente y evitar que cualquier alteración se convierta en una emergencia. Para los propietarios, comprender cuándo se debe aplicar una vigilancia intensiva ayuda a identificar si la actuación clínica fue adecuada o si existieron fallos en los cuidados postquirúrgicos.

Soy Andrés Santiago, perito veterinario experto, profesor universitario en el área de Veterinaria Legal, deontología y bioética. Director del Observatorio Español de Pericia y Seguridad Veterinaria y presidente de la Sociedad Española de Pericia Veterinaria.

Cuándo el postoperatorio requiere vigilancia intensiva y por qué es tan crítico

Hay cirugías que, por su complejidad o por las características del paciente, requieren un nivel de monitorización postoperatoria más alto. Intervenciones abdominales, cirugías torácicas, traumatologías complejas, procedimientos en animales geriátricos, pacientes con enfermedades previas, casos con riesgo hemorrágico o cirugías prolongadas necesitan observación continua. Durante las primeras horas, el organismo del animal se encuentra en un estado de vulnerabilidad: puede presentar hipotermia, dolor intenso, cambios bruscos de presión arterial, alteraciones respiratorias o complicaciones derivadas de la anestesia. Una vigilancia insuficiente en estas situaciones puede hacer que un problema reversible se convierta en una emergencia con desenlace grave.

Qué debe evaluar el veterinario durante el postoperatorio y cómo se analiza en una pericial

En un análisis pericial, la vigilancia postoperatoria se evalúa revisando la documentación y los registros del centro: control de temperatura, estado de conciencia, frecuencia respiratoria, frecuencia cardíaca, dolor, hidratación, oxigenación, estado de mucosas, sangrados, vómitos o signos de shock. El perito valora si los controles se realizaron con la frecuencia adecuada, si existían protocolos establecidos y si el equipo reaccionó a tiempo ante cualquier alteración. También se revisa si el animal permaneció ingresado el tiempo necesario o si fue dado de alta prematuramente pese a requerir observación adicional. Un buen manejo postoperatorio debe quedar reflejado, no solo realizado; la falta de registros es un indicio de vigilancia insuficiente o desorganizada.

Cómo la falta de vigilancia puede influir en la responsabilidad profesional

Cuando una complicación surge en el postoperatorio inmediato y no existen controles que la hayan detectado o no se actuó con rapidez, la responsabilidad profesional puede ser evidente. Por ejemplo, un sangrado interno que no se controla a tiempo, una hipotermia no corregida, un cuadro de dolor severo no tratado o un deterioro progresivo sin supervisión pueden determinar el resultado final. Por el contrario, cuando se demuestra que el equipo mantuvo una vigilancia adecuada, monitorizó los parámetros esenciales y actuó con diligencia, la complicación puede considerarse inevitable. En casos que derivan en conflicto o reclamación, la calidad de la vigilancia postoperatoria es uno de los factores más analizados por peritos, aseguradoras y tribunales.

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